140 minutos de rock fue lo que ayer pudo escucharse en la Sala Multiusos de Zaragoza. Pasaban pocos minutos de la hora y todavía había gente fuera de la sala cuando los primeros acordes de Bienvenido al secadero llenaban la sala acompañados por los gritos y coros de las más de 5000 personas que había allí en ese momento. El arranque fue directo y sin pausa y sin descanso sonaron La majada, Duerme conmigo y En tu agujero.
Era tiempo de saludar al público y aprovecharon también para saludar al grupo local (saludo el cual fue muy bien recibido y secundado por el público) Doble V. Pocas palabras y mucho rock fue lo que siguió, con canciones tanto nuevas como de sus discos más anriguos (Canaleros alternado con Que se joda el viento entre otras); coñas sobre el parecido entre Kolibri y Clive Owen e incluso la petición de que alguna cantase una jota. Mediaba ya el concierto cuando, como siempre, Kutxi dejó paso al Piñas a la voz, lo cual dio paso a algunas de las canciones más rockeras del grupo como Trasegando y otros clásicos que ya asociamos en vivo al imparable bajista. Mucho juego de guitarra y de luces y carreras a lo largo del escenario, e incluso aprovecharon para hacer un “duelo de guitarras”. Eso fue lo que hubo en ese momento del concierto.
Volvió Kutxi de la mano de Ángeles del suelo y posteriormente manos y mecheros indicaban el principio Ciudad de los gitanos que da paso a un buen solo de Kolibri -cada vez con más peso en la banda, ya no sólo en las grabaciones sino sobre el escenario-. A partir de este momento las pausas entre canciones y las conversaciones con el público fueron más y más largas, perdiendo algo de fuelle. Llegaba el final del concierto y los Marea siguieron en su línea de alternar la presentación de En mi hambre mando yo -que el público ya conoce con creces- con temas más viejos, escogiendo cada vez pasajes más tralleros. Enlazando La rueca con Pedimento hicieron saltar a toda la sala, cerrando con Como los trileros.
Las luces se apagan y tras unos minutos de espera y gritos, vuelven al escenario. Presentan al grupo y, un gran detalle por su parte, hacen salir a todo el cuerpo técnico, aquellas personas que nos permiten disfrutar de estos eventos y que su labor es tan poco reconocida. Animando al público de la mejor manera, sin hacernos perder la sonrisa, Kutxi con vena poética y sin parar de tocar (entre otras Plomo en los bolsillos y, como no, Marea) se despidieron de Zaragoza como llegaron: coreados, aplaudidos y deseados.
Los Marea se hacen cada vez más mayores, y el público seguidor de la banda, que colmó la Multiusos hasta la bandera cada vez más joven, con un Kutxi que entre poesías e ironías intenta transmitir su complejo mundo interior y sus referencias literarias a un personal recién iniciado en el rock, receptores de muchas menos referencias de Jose Etxailarena. En esta ocasión este tipo de público, especialmente presente en las primeras filas, se vio acompañado de numerosos invitados de la banda, por la cercanía a su Pamplona natal. Mucho familiar de los músicos en la grada, y algún que otro músico de bandas amigas -vimos, por ejemplo, a Pedro de La Fuga- no quisieron perder la oportunidad de compartir esos momentos en un emplazamiento tan cercano.
Nadie puede quejarse. Ni del espectáculo, ni de la comunicación y por supuesto, ni de la calidad musical. Un concierto limpio, largo y a la altura del nuevo disco. De diez.
Texto: Antonio Martínez / Héctor Mainar
Fotógrafo: Héctor Mainar