Tupés, pelo largo, jóvenes, mayores, e incluso parejas con hijos. Bocadillos calientes, una gran barra e incluso una tele para quienes quisiesen ver el partido. Harley's en el escenario. Así era como se planteaba la noche.
Con puntualidad británica comenzaron a tocar los aragoneses Enfermos Mentales. Con batas de hospital y tintes festivos tocaron algunos de sus temas como "Dúchate con aguarrás" y no faltaron su mensaje antitaurino o su "particular" mensaje "No vayas a Euskadi". Finalizaron con una versión de "My Way" al más puto estilo Sex Pistols, tal y como ya he dicho, puntuales a las 8:45.
Tras tan solo 10 minutos de descanso nos trasladamos al salvaje oeste de la mano de La Frontera. Fueron ya los primeros en hacer comentarios sobre el partido, que no faltarían a lo largo de la noche. Dieron un repaso a algunos de sus temas más míticos, Juan Antonio Cortés o Judas el Miserable, sin dejar de lado, por supuesto, El Límite. Eché en falta quizá Siete Calaveras o La ley de la horca, pero en 45 minutos tampoco les daba tiempo a tocar mucho. Cabe destacar cuando Javier Andreu, guitarra en mano y en solitario cantó "Aunque el tiempo nos separe". Se despidieron a las 9:45 con la frase que no podía faltar, "Como decía mi padre y su amigo el viejo Dan, si el Whisky no te arruina, las mujeres lo harán".
Otros 10 minutos para el cambio de escenario y un pelo rapado deja claro que los siguientes en tocar son Ilegales. Al son de "Tiempos nuevos, tiempos salvajes" daban comienzo su recital, acompañado al principio por algunos problemas técnicos por acople de frecuencias. Un público muy entregado, ya que esta era su última gira bailó y gritó que odiaban los pasodobles y disfrutó de una versión de Elvis con la que nos deleitaron. Acabaron de tocar a las 11:15, poco tiempo en comparación al que suelen estar encima de un escenario este grupo.
Pasado el ecuador del concierto, el calor era agobiante y ya sólo se veían cabezas. Llego a las 11:30 la fiesta, de mano de Siniestro Total. Empezando con "Vamos muy bien", recordaron los viejos tiempos con "Alégrame el día" (otros con mensaje antitaurino), "¿Quiénes Somos?" o "Bailaré sobre tu tumba". Se notaba cuales eran sus canciones más conocidas por la entrega del público. No faltó el humor negro sobre Polonia y los aviones. Tras sólo 1 hora de música, a las 12:30 cerraron con el ya mítico "Miña terra galega".
"Como sardinas en lata", así es como nos encontramos cuando a las 12:55 el Loco y su traje negro salieron al escenario. "En las calles de Madrid" dió inicio a un viaje hacia los primeros años de Loquillo para recordar a "María" y decirle a alguna chica "Pégate a mí". Posteriormente pasó a algunos de sus temas más recientes y serios. Cuando llegaba el final soltó toda la tralla de su repertorio con "El rompeolas", "La mataré" o "Autopista" entre otras. Tras un breve descanso, salió a los bises para deleitarnos con su "Cadillac Solitario", con toda la sala multiusos a los coros.
A las 2:45 salía Burning, desplegando desde el primer momento alguno de sus mejores temas como "No es extraño que tú estés loca por mí", hicieron las delicias de los aficionados al mejor R'n'R en castellano. Aunque me pareció que no se oían demasiado los teclados, en sus temas más míticos sí que se hacían notar y el público coreó sus temas "Mujer Fatal" (decir que lo dedicaron a todas las rubias de bote), "Como un huracán" o "Eres especial", canción en la que el público tuvo un especial protagonismo. Cerrando con "Mueve tus caderas", canción en la que Johnny duchó al público con una botella de cava. A las 3:55 se retiraron para salir después y deleitarnos con otros 20 minutos de bises.
Me vais a perdonar la expresión, pero "acojonante" es la mejor manera de describir este festival, para todos aquellos enamorados de los 80. La verdad es que la frase "Crecí en los 80" (ya sea física o emocionalmente) se nos podría aplicar perfectamente a todos los que allí estábamos. Esperemos que el año que viene se pueda repetir un festival con la misma buena organización y quizá con algún otro grupo mítico como "Los Rebeldes" (lo siento, pero fueron a quienes más eché en falta) o el toque aragonés de Gabriel Sopeña.
Texto: Antonio Martínez.
Fotos: Héctor Mainar.