Ya está aquí, tras una larga espera. “Antes de que cuente diez” llega lo nuevo de Fito y los Fitipaldis. Como siempre, con una gran calma antes de lanzar su nuevo trabajo. Si Fito necesita 3 años para dar con lo que él considera un buen trabajo, la espera merece la pena. Fito afirma no ser ya un artista que escriba en la furgoneta: cuando escribe, necesita su espacio, su soledad, su tiempo de reclusión. Y las largas y multitudinarias giras en las que últimamente se embarca, dan lugar a cualquier cosa menos a esos tres factores.
Los medios también ayudan. Unas grandes ventas, y unas giras tan grandes se traducen en grandes cifras económicas. Y éstas, a su vez, se convierten en una gran cantidad de medios disponibles para una grabación. Si es necesario grabar el disco en Francia, mezclarlo en Nueva York y masterizarlo en Portland para que suene lo mejor posible, se tiene la posibilidad de hacerlo y se hace. Quienes tanto se empeñan en criticar a los grupos y tachar de comercialidad a toda aquella banda a la que el éxito acompaña, parecen obviar estos hechos. Lógicamente, el dinero no garantizará un gran disco, pero el poder grabar un disco en 3 meses en los mejores estudios en lugar de en dos semanas en el estudio del pueblo es evidente que ayudará al resultado.
Y este resultado es un disco que mantiene toda la esencia de Fito & Fitipaldis. Parece haber encontrado su sonido, la clave de su éxito, y no está dispuesto a hacer sacrificios que lo pongan en peligro. En tres acordes somos capaces de reconocer su nueva canción: su rock and roll pegadizo, íntimo, y sin grandes distorsiones. Un rock amable y profesionalizado, muy influenciado por Chuck Berry o los Dire Straits pero que es fácilmente escuchable por los habituales de las radiofórmulas gracias a sus asequibles melodías. En este nuevo disco Fito baja algo las revoluciones: existen un par de temas pegadizos, como es el caso de “Antes de que cuente diez” – primer single, y muy superior a “Por la boca vive el pez”-, “Que necesario es el rock and roll” o "Todo a Cien" -versión de La Cabra Mecánica, con quien se va de gira-, pero por lo general es un disco mucho más lento que sus predecesores. Marcado por los medios tiempos, suena impecable y tiene amplios fragmentos para lucimiento de su banda, a la que ahora se incorporan Pete Thomas y Andy Hess como sección rítmica, que comparten partituras con los ya Fitipaldis Carlos Raya, Joserra Senperena y Javi Alzola. Aires internacionales procedentes de músicos que han tocado con gente como Elvis Costello, Sheryl Crow, The Black Crowes o Tina Turner.También del extranjero viene el mítico productor Joey Blaney, con el que ya contó en su anterior disco, y que tras producir trabajos de The Clash, Keith Rychards, Beastie Boys o Andrés Calamaro toma de nuevo los mandos de la grabación de Fito junto a Carlos Raya.
En vivo, la banda se verá compuesta por los tres citados fitipaldis junto a Alejandro ‘Boli’ Climent (de M-Clan, que al final se quedará sin músicos) y Daniel Griffin (Tequila, Ariel Rot). Merecerá la pena verlo, porque si existe un cantante que de importancia a la música y a los músicos en vivo ese es Fito, que con sus largos solos y fragmentos musicales nos hace deleitarnos en vivo con su rock clásico como no demasiados artistas.
Con todos estos medios, y esta gran banda de músicos, Fito registra su mejor trabajo a nivel técnico. Pero en cuanto a su contenido, pese a contar con interesantes temas (“Catorce vidas son dos gatos” es un claro ejemplo de ello), el disco en su conjunto se queda algo corto. Es su quinto disco de estudio, y desde el éxito de “Lo más lejos, a tu lado” Fito parece repetir la misma fórmula, con pequeñas variaciones en cuanto a su velocidad y registros vocales, pero sin ofrecer nada demasiado nuevo en sus lanzamientos. Un buen disco, que seguro escucharé una y otra vez, pero que no me llena como Fito hacía antaño con cada nuevo disco, tanto con los fitipaldis como en sus tiempos en las filas de Platero y Tú. Incluso sus bellos versos me empiezan a parecer ya demasiado repetitivos e inconexos. “Antes de que cuente diez” gusta, pero creo que corre el peligro de saturar al público del sonido “Fito” y provocar un cierto hastío. Por suerte, aún le quedan como mínimo un par de discos y giras de éxito antes de que el público de masas comience a percatarse de la situación.
Sin embargo, no se puede negar que Fito hace exactamente lo que quiere hacer con su música. Atentos al DVD que acompaña a este trabajo, con el concierto de fin de gira de “Por la boca vive el pez”. De un tío que en la última canción de su gira a duras penas puede reprimir las lágrimas de su emoción puede decirse cualquier cosa, menos que no siente su música.
Este es un disco para comprar original. Atentos al despliegue de ediciones que Dro lanza de uno de sus artistas clave, a las que habrá que sumar –suponemos- la versión sencilla para su línea “económica” dentro de algunos meses:
- Digipack, con un DVD que incluye un montaje de 90 minutos del doble concierto de fin de gira de “Por la boca vive el pez” en el Palacio de los Deportes de Madrid y algunas tomas previas al concierto, así como su vídeo de apertura de la gira con los créditos de la actuación. - Edición especial, que además de lo anterior incluye un making of de una hora de duración de la grabación de este nuevo disco, y un libro de 64 páginas y tapa dura que es un resumen fotográfico de la misma. Además, un cuaderno con las partituras de todas las canciones que componen el disco. - Una carpeta doble en vinilo. - El disco en edición digital.