La Sala Multiusos de Zaragoza volvió a vibrar este sábado con la tercera edición del Festival Pop/Rock 90s, una nueva cita de este ciclo que se consolida como una forma de disfrutar del rock de finales del siglo anterior y principios de los dosmiles. En esta ocasión, cuatro bandas legendarias sobre las tablas —Pedro Botero, Obús, Mägo de Oz y Tako— ofrecieron una noche cargada de nostalgia, energía y mucho metal, en una velada que no terminó hasta prácticamente las tres de la mañana.
La jornada arrancó puntualmente a las 20:30 con Pedro Botero, históricos del rock zaragozano, que jugaron en casa y lo hicieron con precisión quirúrgica. Su set duró una hora exacta, suficiente para repasar lo mejor de su trayectoria con ese sonido afilado y directo que les ha caracterizado desde los 80. Sin grandes artificios, pero con autenticidad, Botero puso el listón alto desde el principio.
Tras ellos, llegaron los incombustibles Obús, con un Fortu absolutamente desatado y en su salsa. Carismático, maravillosamente expresivo y con esa eterna capacidad de conectar con el público, el veterano vocalista volvió a demostrar por qué su figura sigue siendo imprescindible en el rock patrio. Lo de Obús fue un espectáculo de actitud y entrega, con su frontman dándolo todo a sus 71 años como si fuera la primera vez que pisa un escenario. Una banda que, pese al paso del tiempo, se niega a perder un ápice de su mordida.
El ambiente subió aún más con la llegada del plato fuerte para muchos: Mägo de Oz. Aunque los tiempos de sus grandes escenarios y montajes parecen haber quedado atrás, los madrileños desplegaron toda su energia ante un público que en sus primeras filas mostraba como aún son capaces de conectar con los más jóvenes, con grupos que llevaban horas esperando la apertura del recinto deseosos de ver a una banda que sigue generando cierta magia. Rafa Blas cumplió con solvencia su papel al frente, especialmente en los temas más exigentes vocalmente con sus potentes agudos. Pese a los cambios más recientes, la química entre los músicos fue más que evidente, con constantes rotaciones en el escenario y un dinamismo que mantenía el show en constante movimiento. Mención especial para Jorge Salán, que volvió a brillar a las seis cuerdas, y para la sorpresiva aparición de Iñigo (Soziedad Alkoholika), que sumó intensidad a una noche ya de por sí calurosa. Su esencia sigue cautivando, y su estética será capturada en una película "no oficial" que acaba estos días su rodaje en Canarias y que promete ser fiel a su estética para narrar la trepidante historia de esta banda.
Y para cerrar, Tako, con algo menos de público pero ejerciendo de auténticos profetas en su tierra. Asistir a uno de sus conciertos en Aragón es más una reunión de comunidad que un simple bolo: hay algo profundamente emocional en su relación con el público. Nacho Jiménez cumplió con su tradicional ritual: arrancó subiendo la energía y por supuesto acabó lanzándose al público para surfear sobre una marea de manos entusiastas al cierre del show. Tako no defraudan nunca, y esta vez tampoco fue la excepción. Rock directo, letras coreadas y una complicidad especial que se respira en cada acorde.
La media de edad del público era elevada, como corresponde a un cartel con bandas que suman tantas décadas de historia encima, pero esa gran marea negra gozó de forma entusiasma. De hecho, el sonido fue impecable durante los cuatro conciertos, algo que, en este tipo de festivales en sala cerrada, se agradece profundamente.
El Festival Pop/Rock 90s sigue ampliando su legado. La próxima semana será el turno de Duncan Dhu y Burning, mientras que en septiembre se cerrará el ciclo con un cartel de altura de bandas que aún están teniendo mucho que decir: El Drogas, La Fuga y Porretas. Una programación pensada para los que crecieron con guitarras distorsionadas y letras que aún hoy siguen resonando con fuerza.
Zaragoza no abandona a su rock.