Sello: Nuclear Blast


Hace unos cuatro años desde el último lanzamiento en estudio de los Alemanes Blind Guardian, una de esas bandas que para bien o para mal han definido el futuro del heavy metal en ese país. Son muchos sus detractores, incluso entre la gente que les había rendido pleitesía cuando, hacia finales de los años ochenta, aparecieron con su propuesta de heavy melódico con influencias power que tanto éxito estaba dando a grupos como Helloween (de los que podrían considerarse dignos sucesores e incluso darse la mano de igual a igual) o de los finlandeses Stratovarius (a los que, personalmente, creo que se comen con patatas).

La espera, como se suele decir, ha merecido la pena. Su anterior disco en estudio se titulaba “A night at the opera”, y muchos de vosotros lo conoceréis por haber sido uno de lo trabajos más logrados y experimentales de la banda. Eso llevaba a Blind Guardian a tomar una decisión: o bien seguían la senda de la experimentación y de la sofisticación, o bien se inclinaban de nuevo por aquel heavy melódico de sus primeros trabajos. Han tomado la vía de la experimentación. Su último disco es casi tan complicado como el anterior, no en vano han tenido cuatro años para currárselo, porque entre medias sólo habían sacado un disco en vivo, y alguna que ora recopilación.

De entrada, el single “Fly” ha llegado en varios países a los primeros puestos de las listas, y nada menos que número uno en Japón y cinco en España, con entradas en otros cinco países, lo cual es todo un orgullo para una banda que no se ha salido ni un ápice de sus planteamientos de heavy ampuloso, y eso a pesar de la experimentación de la que hablábamos unas líneas más arriba.

Este trabajo está a la altura de su predecesor, y podría considerarse uno de los mejores de Blind Guardián para los que no teman a las experimentaciones, un disco repleto de buenas intenciones, grandes temas y feroces ejecuciones dentro de un terreno donde pocos les hacen sombra.

En definitiva, una obra maestra.

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