Albertucho vuelve a sorprender, con una nueva etapa en su
constante evolución en busca de la perfección de su personal sonido.
Lejos queda el jovencísimo Albertucho de “Que se callen los profetas”, y la propuesta de rock
eminentemente urbano planteada en ese primer trabajo. Por aquel
entonces, Albertucho se definía como un autor de letras con una
guitarra, y afirmaba que lo suyo eran los textos, pues apenas se sentía
músico. Ahora, seis años después, parece que el músico que yacía en su
interior ha aflorado por completo.
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