Sello: AutoproducidoQuiero vivir en un país en el que un musical de hard rock al estilo de
Rock of Ages sea un éxito continuo sobre las tablas. Donde nos dejemos de tanta movida madrileña y tanto
Mecano, y sean los artistas heavies los que cosechen triunfos continuos sobre el escenario. Pero siendo realistas, escuchar
Legado de Una Tragedia en casa es lo más cercano a disfrutar del rock a ese nivel que lograremos aquí en España. Por eso se agradece tanto esta segunda entrega de la Ópera Rock patria, siete años después del comienzo de la grabación de su
primera parte.
Joaquín Padilla -
Iguana Tango- saca de nuevo su vena más heavy para componer el segundo volumen de su proyecto, que esta vez es todavía más autogestionado y por su autoedición sólo se podrá conseguir online. En esta segunda entrega se narra el periplo de
Edgar Allan Poe desde su muerte a través de los nueve círculos del infierno que
Dante nos presentó en su
Divina Comedia. En las filas de este álbum Padilla engancha de nuevo a parte de lo más selecto del heavy metal nacional, con varios nombres que repiten y otros tantos que aparecen por primera vez. Las riendas las sigue llevando
Leo Jiménez como
Edgar Allan Poe, pero comparte buen protagonismo con su sucesor en
Saratoga -
Tete Novoa- y
Zeta -vocalista actual de
Mägo de Oz-. Este trío lleva, con sus similares registros, las riendas en cada uno de los temas. Junto a ellos,
Pau Monteagudo de
Uzzhuaïa -en un registro mucho más heavy de lo habitual-,
Pacho Brea -siguen presentándole como vocalista de Ankhara- o las voces femeninas de Ebony Ark o el musical We Will Rock You, además de voces de Centinela, Opera Magna, Darkmoor, Sphinx, Medina Azahara, San Telmo o un largo etcétera. Y la propia voz del creador del proyecto, que se desgarra reservándose el corte más baladístico del álbum. A nivel instrumental, la lista de grupos implicados es también apabullante aunque menos detectable con el oído: Warcry, Ska-P, Sangre Azul, Topo, Panzer, Stravaganzza, Coilbox, Obús...
Una ópera rock muy disfrutable, que bebe del heavy metal clásico facturado en nuestro país durante la década de los noventa pero que se torna ahora dramático, operístico y sinfónico para ganar una majestuosidad sonora de gran empaque. Un disco de voces agudas que será odiado por los detractores del heavy más tópico, y amado por todo aquel que valore el heavy metal nacional. Puede que el disco ya no sorprenda tanto como su predecesor, pero sin duda es una continuación digna y cuidada para el proyecto, con arreglos y producción que superan la primera dosis. En total diez nuevos temas que apuran al extremo los 74 minutos almacenables en un CD, y que se presentan envueltos en la portada de
Felipe Machado, portadista de bandas como Blind Guardian, Iced Earth o Rhapsody of Fire.
Artículo escrito por
Héctor Mainar