Este fin de semana se ha celebrado en Villarrobledo la edición número 18 del festival Viña Rock. Muchas, muchas horas de rock –y también de rap, pero no nos vieron por ahí-, con un clima inmejorable que hizo disfrutar del renacimiento de este festival tras los problemas de años anteriores. Vamos al grano.
Jueves. Se abren los escenarios que a lo largo de los próximos días iban a recibir a más de 70 grupos del panorama musical español, con una oferta muy amplia en cuanto a género.
A primera hora de la tarde, bajo un cielo completamente despejado, artistas de la talla de Leo Jiménez (cantante de Stravaganzza y ex-cantante de Saratoga), que tocó no sólo canciones de su carrera en solitario, sino también de sus otros proyectos, hicieron disfrutar a los seguidores más fieles y madrugadores de este Viña Rock 2013.
A lo largo de la tarde, los grupos fueron sucediéndose uno tras otro, entre ellos Riot Propaganda, nuevo proyecto resultado de la unión de Los Chikos del Maíz y Habeas Corpus. El toque internacional del día venía el punk-rock americano de Pennywise y las risas se aseguraron El Canijo de Jerez (ex-Delinqüentes) que con su espíritu garrapatero que recorrió toda su carrera profesional, cantando los mejores temas de Delinqüentes y, por supuesto, presentándonos a sus duendes favoritos.
Ya es noche cerrada cuando los grupos más esperados saltan al escenario. Boikot, que reconocieron que “es un honor, me cago en la ostia” ser el grupo que más veces había tocado en el Viñarock, tocaron sus grandes clásicos (despaldas al mundo, Inés, etc.) haciendo las delicias del público. Gigatron, con sus hachas y sus cascos cornamentados, convirtieron el pequeño país del Viñarock (sus propias palabras) en un “Templo del Metal” donde “no pueden entrar los pijos”, mientras La Pegatina hacía bailar al público con su rumba-ska.
Las últimas notas de la noche vinieron de la mano de O’funk’illo quienes cerraron los escenarios centrales con su funk-rock y las versiones de AC/DC interpretadas por The Billy Young Band, cerrando un arranque muy potente de este Viñarock que bate records de asistencia.
Viernes. La música comienza de la mano de Funkiwis, Basca y, en el escenario HazloLegendario, Malos Vicios, que quienes con su punk-rock, coreado por los más madrugadores, dieron un repaso a su rápido repaso a su discografía.
Tras ellos tocaron por primera vez en un Viñarock Dakidarria; potentísimos los gallegos con su ska punk, que seguro animaron a aquellos que se habían resistido con los grupos anteriores.
A partir de este momento cada grupo que tocaba era superior al anterior y no podían darse géneros tan dispares: desde los ritmos más duros como el hardcore de S.A. y el rap metal de Narco al metal melódico de Warcry, que nunca decepcionan y que consiguieron que todo Villarrobledo sacase los cuernos, pasando por Segismundo Toxicomano, un grupo que vive y disfruta sus propios conciertos.
Esa noche el toque internacional era doble con el punk de The Toy Dolls, inconfundibles con sus gafas de sol, y el ska de Talco, posiblemente uno de los grupos más esperados del festival.
Por supuesto, debemos mencionar al poeta, el Drogas, quien a pesar de superar los 50 sigue rebosando juventud y deleitó a los asistentes al festival con auténticos temazos que no dudaron en corear.
Sábado. Posiblemente el día más esperado por la mayoría de los asistentes. El calor y el cansancio acumulado hizo que los primeros grupos tocasen menos acompañados que en días anteriores, pero el ritmo y los bailes de Termofrigidus consiguen animar al público.
Nuestro paisano, un increiblemente despejado Manolo Kabezabolo, continúo animando al público con su punk-rock yonki y divertido, con una pasmosa serenidad.
Quiero recalcar especialmente la actuación a media tarde de Uzzuhaïa, quienes con su rock duro y heavy ochenteros presentaron algunos temas del disco que se encuentran grabando; y, en su línea, hicieron uno de los directos más potentes del panorama heavy nacional. Mientras tanto, Desakato presentaba su último disco unos metros más allá –escuchadlo, no tiene desperdicio.
El sol aún no se ha ocultado en el horizonte cuando salen los Porretas, al ritmo de "always look on the bright side of life", dando claros indicios de lo que aún estaba por llegar. El toque más punky de los Lendakaris muertos, con su música política y social; una actuación en la que Aitor no paraba de cambiarse de camiseta, poniéndose prácticamente todas las que le tiraban y que acabó tirándose él mismo al público, para el deleite del mismo. Un provocador nato que dio un cierto trabajo a la seguridad para contener al público y al propio artista.
El enorme y musculoso Derrick Green indicaba la salida de Sepultura a los escenarios, a lo que el público respondió con cuernos, saltos y pogos, sacando lo más salvaje de sí mismos. Un directo espectacular, aunque a mi modo de ver, el Trash de Sepultura no terminaba de encajar con el resto del festival.
Y por fin, llegaba Ska-P. El grupo más esperado por todo el público. Era imposible moverse por el recinto, todo el mundo expectante. Comienzan a tocar y el público se ve obligado a saltar y a hacer pogos y no para entrar en calor precisamente. Durante una hora y media, Ska-p presentaron por primera vez su nuevo disco, sin dejar de lado sus temas más clásicos, dando un gran repaso al Vals del Obrero y con un Pipi que no paró entre animar el público y representar distintos papeles a lo largo de todo el concierto.
La noche terminó con potentes directos de grupos como El Ultimo Ke Zierre y La Raiz, aunque la respuesta del público no se pudo comparar con la de Ska-p. Destacar, por supuesto, a otro grupo que siempre triunfa donde va, como son Barón Rojo. Hace unas semanas presentaban en Madrid a Tommy, pero en Villarrobledo utilizaron un set list mucho más típico, con el que consiguieron que 60.000 personas, cuernos en mano, coreasen temazo tras temazo.
El alcalde de Villarrobledo dio una rueda de prensa el mismo sábado, en el que recalcaba el fuerte impacto económico del festival para la economía del pueblo. En este rueda de prensa indicaron también como se habían volcado en abaratar el precio de la bebida en el festival y habían incluido servicios como la recarga de móviles o el alquiler de tiendas de campaña para facilitar y mejorar la experiencia de los asistentes, que desde este año pudieron además disfrutar de monólogos de Paramount Comedy en directo -iniciativa con bastante éxito. Aprovecharon también para indicar su intención de establecerse como el principal festival de música español y la de superar en un futuro próximo al Roskilde festival. Lanzaron un mensaje optimista y un balance muy positivo. El 50% de las bandas tocaban por primera vez en el festival para su propia satisfacción y la del público, que hizo más de 200.000 accesos a lo largo de todo el festival.
Como puntos negativos, el fallecimiento de un asistente al festival durante el concierto de Ska-P, por problemas cardiacos –le podía haber ocurrido en cualquier otro lugar. Punto flaco también alguna de las infraestructuras, con salidas masificadas en las horas punta en las que avanzar entre la masa daba auténtico pavor, y una manifiesta carencia de servicios de higiene en la zona de acampada. Con el futuro del festival garantizado en Villarrobledo, quizás ha llegado el momento de invertir en pequeñas infraestructuras más fijas, al estilo del recinto FIB, que de una solución no demasiado costosa a estos problemas. Son solo motas de polvo en un festival donde la organización, los horarios e incluso la atención a medios han funcionado cono un reloj.
Una mayoría de edad bien ganada y que ha sabido sobreponerse a algunos malos años. Ahora sólo queda esperar a ver qué nos depara el año que viene, que nuevas sorpresas que la organización guardó celosamente. Villarrobledo, nos vemos en 2014.