La bonita localidad pirenaica de Aínsa ve este verano roto su silencio por la celebración durante todo el mes de julio del festival Castillo de Aínsa. Durante una quincena, entre el 11 y el 26 de Julio, Ainsa acoge propuestas culturales de diversa índole, entre las que destaca una interesante programación musical, cuyos conciertos se llevan a cabo en el incomparable marco del castillo medieval de la ciudad. Las murallas de esta fortificación acogen a lo largo de este mes los conciertos de bandas como Tako, Azero, Loquillo, Dios Salve a la Reina o Mojinos Escozíos entre otras formaciones.
El viernes era el turno de Macaco y Huecco, en una esperada actuación cuyas expectativas se vieron avaladas por una asistencia de más de 4.000 personas según la organización, la cual bate el record del festival por el momento. Estas bandas, que gozan actualmente de un momento inmejorable, estuvieron acompañadas por las menos conocidas Lamatumbá, Green Valley y El Tumbao.
Lamatumbá fueron los encargados de abrir la noche, con una divertida actuación en la que los gallegos hicieron entrar en calor al público con temas propios e inimaginables versiones: Dolores se llamaba Lola a ritmo de mariachi, versiones Ska de AC/DC, temas de Cicatriz reconvertidos en charanga…Una actuación francamente amena para comenzar la fiesta, en la que los seguidores de los grupos principales se codeaban con los habitantes más curiosos del pueblo oscense.
Tras ellos, subió Macaco al escenario. La trayectoria de Macaco es dilatada y siempre apoyada por un buen número de público fiel, pero el gran impacto mediático de su single “Moving” ha hecho que su nombre se sitúe entre los grupos con más seguidores del país. El mestizaje de esta banda catalana es garantía de éxito en un concierto, sea en España o fuera de nuestras fronteras, y el viernes quedó patente sobre el escenario. La complicidad y compenetración entre la banda que acompaña a la cara visible del proyecto era excelente, y pese a manifestar en alguna ocasión problemas técnicos sobre el escenario la actuación salió bordada, y contó con la aprobación del respetable.
Huecco subió después al escenario con un repertorio que recogía buena parte de los temas de su último trabajo (“Assalto”), pero que contaba también con un número importante de temas de su debut. Enérgico y divertido, Huecco se basta para organizar una buena fiesta en sus conciertos. Su correcta banda queda inevitablemente relegada a un segundo plano, pues el otrora líder de Sugarless es casi lo único que veremos sobre el escenario. Los temas varían radicalmente respecto a su disco, sonando mucho más guitarreros y potentes que en el mismo. El propio vocalista se permite desempolvar su voz gutural en muchos tramos del concierto, y trata de integrar en su show a todos los asistentes, incluso a los despistados que, en principio, no sabían quién era ese tal Huecco.
El show continuó tras el concierto de Huecco con las actuaciones de Green Valley y El Tumbao, ya sobrepasando las cinco de la mañana. La asistencia de público era obviamente mucho inferior dadas las horas a las que se producían sus actuaciones, y al paso de los platos fuertes, pero amenizaron la noche a los más trasnochadores.