03 de septiembre de 2007
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Crítica de disco
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Después de “Eclipse”, hacía falta que Amorphis siguieran con la senda retomada de la música casi extrema. A continuación de varios años en que se habían introducido en los senderos de un hard rock más convencional, más “a la antigua”, Amorphis parecen haber tomado de nuevo el camino de las sonoridades oscuras muy próximas en algunos casos al death melódico y al doom ortodoxo.
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El panorama del power metal necesita de cuando en cuando alguna banda que aporte algo, si no nuevo, sí por lo menos fresco. Y esa frescura es la que se echaba de menos en los últimos tiempos, hasta que han llegado estos tipos con su segundo disco y sus ganas de comerse el mundo. Son jóvenes, tienen fuerza y afloran las ideas dentro de sus mentes. No sé qué más se le puede pedir a una banda de power metal de la escuela Blind Guardian y Helloween.
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