Sello: Roadrunner RecordsDirecto como una patada en la boca del estómago. Así es lo nuevo de Hamlet, que ya desde el explícito título de
La Puta y el Diablo nos deja apreciar la rabia que en este trabajo liberan.
En su tiempo, los primeros trabajos de
Hamlet eran así, pura energía sin muchos más miramientos. Pero en los últimos trabajos, desde
Syberia,
los madrileños nos habían dejado ver su faceta más melódica,
especialmente en las voces de Molly. Ahora, y antes de que nos
acostumbremos, nos descolocan nuevamente volviendo la mira a sus
orígenes en cuanto a velocidad, y dejándose amamantar por el thrash
metal. Duro en sus guitarras, y del mismo modo oscuro con una visión
especialmente catastrofista en sus letras. Sólo una concesión en el
ecuador del disco para dar lugar a un cierto respiro entre tanta
potencia.
“No habrá final”,
sexto corte del trabajo, es un tema casi instrumental, en el que bajan
las revoluciones del compacto para pronto volver a la carga con más
guerra.
Roadrunner, sello de referencia del metal a nivel internacional, edita
este agresivo trabajo que bien pudiera dar a conocer la potencia de
Hamlet fuera de nuestras fronteras. Ya lo hicieron con lo nuevo de
Soziedad Alkohólika,
y ahora lo hacen con este trabajo de los madrileños, en el que estrenan
formación con la entrada de Alberto Marín tras la espantada de su
anterior guitarrista en los días previos al Viña Rock del pasado año.
Diferentes formas de aproximarse a la música que Hamlet practica. Un
grupo que sabe variar y no repetirse, modificando su estilo con cada
disco pero sin desviarse radicalmente de su esencia. Así, pueden
permitirse oscilar, como en este denso trabajo, en torno a su motivo
principal sorprendiendo pero no defraudando. Mirar a los orígenes, sin
que eso sea un paso atrás en su carrera.
Artículo escrito por
Héctor Mainar