Increíble la evolución disco a disco de los tarraconenses
Noapto.
Hemos tenido oportunidad de ir escuchando sus tres álbumes conforme se
editaban, y si bien al principio sonaban dignos –aunque merecedores de
una nota no mucho más allá del aprobado-, su segundo trabajo ya nos
hizo ver que apuntaban maneras. Este tercer disco es la confirmación de
lo que venían haciendo hasta la fecha: sus influencias siguen patentes,
pero sus composiciones les ubican ya en un estilo algo más propio.
Aumenta el número de arreglos, de voces que aparecen y desaparecen, de
espacios en el uso de las guitarras para no saturar al que escucha.
En “
La gran manzana”
encontramos interesantes temas en los que deambular sobre la fina línea
que separa lo agresivo de lo melódico: sus potentes guitarras juegan
con la melodía vocal pero encuentran sus momentos para pesados riffs
sin desentonar en el conjunto. Destaca la duplicidad de las voces,
segundas líneas vocales de acompañamiento que aportan a los temas un
extra de misterio y aura mística que diluye la crudeza de sus
composiciones, haciéndolas más interesantes.
No sólo se desenvuelven bien en el terreno de los bajos atronadores, de
la batería desbocada y las guitarras electrizantes. En sus corazoncitos
heavies los Noapto parecen tener hueco también para las baladas, y así
lo demuestran en “
Quiero Salir”.
Es la oveja blanca del rebaño de temas de esta Gran Manzana, una balada
que arranca en formato acústico y que pronto se va por derroteros más
progresivos, con una energía que no tiene nada que envidiar a sus
hermanas las canciones eléctricas.
“La gran Manzana” ya ha madurado, y si las cosas son justas debería ser el disco que quitara a los de Cambrils la etiqueta de “grupo promesa”.
Artículo escrito por
Héctor Mainar