Sello: Asalto Sonoro/ Rock Estatal Records
Comenzamos a reproducir un CD recién llegado a nuestras manos: basta escuchar los dos primeros segundos del álbum para identificar al característico bajo pulsado de Pepe Bao que abre el disco. Basta dar un poco más de tiempo tras la apertura con solo de bajo para comenzar a sentir el ritmo funkie en las venas. Y, al poco, comienza la línea de voz y reconocemos al instante a Andreas Lutz, la otra mitad del alma de la banda sevillana. Tras la primera estrofa, llegan los riffs de guitarra puramente metálicos -muy presentes en el disco-. No hay duda: estamos escuchando lo nuevo de O'Funkillo.
Vuelta a lo grande de los sevillanos tras casi un lustro sin nuevo material. Y lo hacen con toda su esencia, con toda la fuerza y buen rollo que siempre transmiten en discos y en directo.
Y es que en el difícil terreno de la fusión, cajón desastre de la crítica musical y de las tiendas de discos, resulta arduo el combinar los elementos en su justa medida para formar un nuevo estilo reconocible a una banda. Resulta fácil irse al flamenco, abusar del hip hop, dejarse seducir por estribillos radiables… pero O'Funkillo tienen francamente claro el orden y las dosis en las que agregar sus ingredientes a la coctelera para fabricar sus nuevos tragos. Nueve nuevos tragos en este disco de un marcado caracter optimista y vacilón en sus letras, y donde las voces y guitarras más pesadas aparecen de forma más evidente que en otros trabajos aportando fuerza a su particular fiesta.
Un imprescindible de las fiestas rockeras, disfrutable de principio a fin, y con una gran edición digipack, presentada de la mano de un alienígena que sobrevuela Sevilla, con tatuajes de Camarón y James Brown, un enorme pelo a lo afro y algo de fumar… Quizás los que disfrutamos de la fiesta psicodélica de O Funkillo no seamos más que eso, bichos raros aislados en nuestro mundo en un universo de música comercial.
Artículo escrito por
Héctor Mainar