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Insolenzia en Estella-7 de Diciembre de 2004

Insolenzia en Estella-7 de Diciembre de 2004

Insolenzia en Estella-7 de Diciembre de 2004

14 de diciembre de 2004 - Crónica de concierto  -  Comentarios 0 comentarios
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El pasado martes Insolenzia salía rumbo a Navarra para presentar sus nuevas canciones en la Sala Katxetas por donde han pasado algunos de los grupos más importantes del panorama nacional. La expedición la completaban algunos amigos, que siempre son los mejores seguidores, que partieron tras la furgona del grupo.

Patxi, como dueño de la sala, ejerció de perfecto anfitrión haciendo que el grupo se sintiese mejor que en casa, unas atenciones y una amabilidad difíciles de olvidar. Les facilitó en todo momento su estancia y, entre muchas otras cosas, les invitó a una copiosa cena que casi acaba reventando a algún miembro del grupo. Hacia la una de la madrugada, y con la sala llena, Insolenzia se subía al escenario como único grupo de la noche.

Como viene siendo habitual en sus últimos conciertos comenzaron con “Lengua de gato”, su tema más rápido. Tras saludar al público y decir que llegaban desde Alagón (Zaragoza) con el objetivo de presentar algunos de los temas que se incluirán en su segundo disco que van a grabar en el 2005, se dispusieron a presentar el tema “Corazones abiertos y puños cerrados” en el que combinan el reegae con el rock y que fue bien recibido por el público de Estella. Al acabar este tema ya tenían a toda la gente en el bolsillo, en ningún momento dejaron de animar al grupo, así que “Mi madre es la guerra” fue recibida con entusiasmo tras la parrafada en la que explican que la canción habla de los niños-soldado que son obligados a combatir en Sierra Leona. Pequeño parón antes de “Muerte espera que me hundo”, tema muy cañero que acaba muy lento en plena letanía. Y tras éste le tocaba el turno a la balada ”Sangrando recuerdos” que cuenta la historia de una madre que ha perdido a su hijo y en la que Isabel se queda como única cantante y consigue arrancar sinceros aplausos al público presente. Casi sin dar tiempo a respirar comienzan con uno de sus temas más celebrados, “Abulias quebradas” es una composición muy completa que comienza lenta, se mantiene en un ritmo medio con un instrumental que roza el rock sinfónico y le hace un par de guiños a Pink Floyd para luego desembocar en un virtuoso sólo de guitarra de Carlos, de esos que ponen los pelos de punta, y finalmente adentrarse en ese rock urbano que ya se está perfilando como marca de la casa, el tema finaliza con Dani recitando unas estrofas sobre la melodía del estribillo cantada por Isabel. Con “Empiezo a vivir, empiezo a sufrir” se empezó a ver al público cada vez más participativo; y “Romance del Mundo Insonoro”, tema nuevo que habla de las vivencias de un niño sordo, terminó por confirmarlo. Ya se acercaba la recta final del concierto, “Vive con la Luna” su versión de Judas Priest con letra readaptada (no se trata en absoluto de una traducción) es recibida con entusiasmo y la presentación de los componentes a ritmo de ZZTop es bailada y aplaudida fervientemente, tras la cual se despiden agradecidos. A los pocos segundos toda la sala levantan su voz al grito de “este bat” (o algo parecido) que primero sorprende a los miembros del grupo porque no saben qué significa pero, cuando se acerca una chica a comunicarles que les están pidiendo que toquen otra, la emoción se mezcla con una gran satisfacción y agradecimiento. Vuelven al escenario para interpretar “Fábula cantada del hombre animal”, su rock&roll de despedida en el que critican sin pelos en la lengua el papel del ser humano en el Planeta Tierra; el tema es alargado por Felix (guitarra), Carlos (guitarra), Benito (bajo) y Pepe (batería) en una improvisación de casi diez minutos que puso punto y final a un concierto muy bueno que acabó con múltiples felicitaciones de los asistentes que se acercaron a hablar con los miembros de Insolenzia. Un importante paso firme, pero corto como todos los pasos firmes, aún quedan muchos...

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Fotografía por Héctor Mainar