Ante el vicio y la depravación que imperaba en aquellos lejanos tiempos, Dios ordenó a Noé recoger una pareja de cada especie y construir un arca, para salvar así el reino animal del diluvio universal, con el que castigaría la traición de los hombres a todas sus enseñanzas y mandatos.

Este pasaje bíblico me venía ayer a la cabeza, ante la tromba de agua que nos estaba cayendo durante el festival; ¿no sería otra maldición para diezmar las tribus urbanas que, alejadas del verdadero espíritu del Viña, merecían un ejemplar castigo?

Afortunadamente, han podido más la ilusión y entrega de miles de jóvenes por continuar la fiesta y la celebración, que los llamamientos a la marginación y la pureza. Sin vosotros no habríamos tenido fuerzas para enfrentarnos a enemigos tan poderosos y fundamentalistas.

Y, en agradecimiento a esa energía que nos habéis transmitido, estamos dispuestos a adelantaros que, sin saber todavía el nombre de la siguiente edición de vuestro festival, y sin descartar nada de antemano, hasta que la sentencia del litigio sobre la marca Viña Rock quede definitivamente resuelta, sí que hemos tomado la decisión de, sea cual sea ese nombre, cambiar el de escenario Matarile, hasta ahora el más emblemático, que, a partir de ahora y en vuestro honor, se llamará “2007”, como recordatorio de esta edición que tanto habéis engrandecido con vuestra actitud y generosidad.

¡Nos vemos en el 2008!

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