Rock estatal y sus noticias

Opius Dei-Odio y dolor

 
Opius Dei es un grupo con algo más de una década de trayectoria, que en sus orígenes podría calificarse del prototipo de grupo punk: un grupo de amigos que se juntan para tocar, sin tener prácticamente nociones musicales, y plagando sus letras de elementos antifascistas y contrasistema. Poco a poco el grupo deriva hacia un punk-rock reivindicativo, pero desvinculándose de una ideología concreta para aportar una música y letras más elaboradas identificándose en sus acciones sólo con ellos mismos. Contando con un disco en su haber, parido en pleno año 2000, llega ahora el momento de dar un hermanito a esa primera grabación. “Odio y dolor” es el resultado, 9 años después, del trabajo de la banda. Un punk-rock variadete, con un don especial para las letras, y para generar melodías pegadizas en las que ésta se apoya y logra transmitir ciertos sentimientos. Resulta difícil aplicar las palabras “estribillos pegadizos” a música que no es ni pop chabacano ni nocturnos singles underground que corear cerveza en mano. Pero Opius Dei lo consigue, enganchando rápido sus melodías a tu sesera, sin que esto signifique que sea un disco de canciones alegres. Muy bueno.

A nivel de colaboraciones, aparte del colegueo típico entre grupos menos conocidos, destacan los nombres de otros dos aragoneses: Kapi (de Azero) y Manolo Kabezabolo (de sí mismo y sus circunstancias). Precisamente MKB y Granuja (vocalista de Opius Dei) colaboran también en el reciente Manos Arriba de Azero, así que todo queda en casa.

Parece ser que el Moncayo, aparte de un talentoso fabricante de viento, es cuna también de la creación de buena música. Tenía a Opius Dei por un grupo muy diferente de lo que en este disco he encontrado, y me ha sorprendido para bien. Muy recomendable.
Artículo escrito por Héctor Mainar

Comentarios

stick - 12 de noviembre de 2009
yo no creo hayan abandonado ninguna "raíz", mas bien lo contrario. Muy bueno estoy de acuerdo.

¡Déjanos tu comentario de este artículo!

Acepta las cookies para poder dejar un comentario en este artículo
 

Fotografía por Héctor Mainar