Sello: Producciones Malditas
Impresionado me he quedado al escuchar este disco, de unos completos desconocidos para un servidor que por lo visto llevan ya una década dándole a esto del Heavy Metal. Los diez temas que encontramos en este disco vapulean sin necesidad de carrerilla a todos los grupos
“de segunda línea” que en este género he tenido oportunidad de escuchar últimamente. Tienen una calidad técnica y unas composiciones geniales, con un sonido muy potente, haciendo honor a la etiqueta de power metal que practican, y lo mejor de todo, cuentan con un vocalista con un chorro de voz alucinante. No nos vamos a engañar, es el power metal de toda la vida, desayunando, merendando y cenando tópicos de leyendas medievales, pero es una señora banda que ha parido a un señor disco.
El vocalista es simplemente sublime (me extraña que haya pasado desapercibido hasta ahora). Tiene la capacidad de llegar a grandes agudos (si no llegas a ellos en este estilo, estás sentenciado) sin irse de tono, y lo que es sorprendente, sonando en casi todo momento relajado. Su voz fluye sin verse forzada en ningún momento, con una extremada suavidad y al mismo tiempo una potencia que se hace con todos los temas. Y cuando se apoya en el doblado de su voz, el asunto ya suena a himno.
Por lo visto, muchos de los temas que componen el disco datan ya de una maqueta grabada por la banda hace ya un lustro, y que no hemos tenido oportunidad de escuchar, pero todo el trabajo acumulado en estos años suponemos habrá ido generando numerosas modificaciones en los mismos. El disco cuenta desde una balada a uno de esos grandes temas de doce minutos, cargados de contenido épico, sonoridad extrema y solos de cada instrumento para que el personal farde un rato de su buenhacer con el aparato en las manos. Muy buenas composiciones, técnica más que destacada y buen sonido final.
En definitiva, que si eres seguidor del power metal nacional al estilo de Avalanch en su etapa con Víctor García, u otro de esos grupos acérrimos a un estilo que ya casi dábamos por muerto, Opera Magna quizás te haga mojar un poco los pantalones e ir escondiendo la corona que habías comprado para el funeral de este estilo.
Artículo escrito por
Héctor Mainar