Vivimos tiempos donde la nostalgia, la pasión por lo retro, y la veneración hacia los ochenta forman un caldo de cultivo perfecto donde germinan abundantes bandas de tributo. Las hay prácticamente a cualquier grupo, español o internacional, en activo o desaparecidos, formadas por virtuosos de los instrumentos o por simples experimentos de local de ensayo. Algunas, tornan su show en algo intachablemente profesional, y logran hacer de su proyecto una forma de vida de miras mundiales. Entre estos extraños fenómenos se encuentra Letz Zep, banda británica de homenaje a -como ya el nombre deja claro- Led Zeppelin que estos días gira por España con más de 15 fechas programadas.
Una banda veterana, que recrea con fidelidad lo que Led Zeppelin ofrecía, desde lo puramente musical –el dominio del guitarrista sigue haciéndome estremecer-, al aspecto o al propio espectáculo. Tuvimos oportunidad de ver su paso por el Teatro de las Esquinas de Zaragoza, celebrado bajo un sold out absoluto y frenteun público, ya entrado en años, que acudió en masa. Algunos a rememorar lo que los originales les hicieron sentir, y otros tantos por ser probablemente la oportunidad más factible de disfrutar de Led Zeppelin hoy por hoy. Y ese sold out no es fácil, 500 personas en Zaragoza, entre semana, para ver un grupo tributo a un coste de 30€, no hace sino dejar clara la calidad de la propuesta.
En total más de dos horas de concierto –comenzó con el público sentado en sus butacas, acabó con la ebullición del mismo ya en pie-, en el que sentimos a Led Zeppelin. Lo sentimos con pasión –importaba más la actitud si eso implicaba arriesgar en la voz. Vivimos viejos himnos –el repertorio estaba en buena parte formado por los dos primeros álbums de la banda. Reímos con su humor; la banda suplía su carencia de castellano y la –sic- incultura de lenguas patria con intentos de hablar un castellano constituido principalmente por parte de lo más soez de nuestra lengua, con cierto acento mexicano. Y vimos su personalidad arrolladora: no es fácil destacar por uno mismo siendo una banda cortada por el patrón de otra, pero pese a ello quedó más que claro el carisma de sus componentes. Y sobre todo, les vimos como auténticas fieras en sus instrumentos.
Sin duda debes ir a ver al dirigible, como anticipo a la visita de Robert Plant a nuestro país en unos meses.